El balance de la fiesta que acaba de terminar que realiza el presidente de la Asociación Claveles y Gitanillas, Rafael Barón, está pasado por agua. «Ha sido todo un poco raro: ha habido tormentas diez días de los catorce en los que hemos estado abierto, y eso nos ha perjudicado mucho en varios sentidos», añade. Por un lado ha estado el descenso del número de visitantes, sobre todo durante el primer fin de semana del certamen, y de otro el perjuicio para las flores. Mención aparte merece el juicio de Rafael Barón acerca de cómo el Ayuntamiento ha gestionado el certamen. «Con matices, los controladores de los patios y los informadores turísticos han funcionado bien. Si al principio corrió la sensación de desorganización fue porque la contratación fue un poco precipitada. Pero todo se solucionó», indica. Claveles y Gitanillas va a trasladar en unos meses al Consistorio una serie de recomendaciones sobre el planteamiento del certamen popular. Entre las ideas que plasmará la asociación sobre el papel será que una delegación o concejalía del gobierno municipal coordine todas las cuestiones relativas a esta fiesta.
Parecido balance hace el presidente de la asociación de Amigos de los Patios Cordobeses, Miguel Ángel Roldán, quien prefiere «mirar a lo positivo», que se ha dado precisamente al final, cuando el tiempo ha mejorado, se han olvidado los problemas que se dieron en los primeros días y las colas y las visitas han sido multitudinarias. «El Ayuntamiento puede haber pagado la novatada», admitió Miguel Ángel Roldán, que aseguró que el problema pudo haber estado en la excesiva premura con la que se planificó. Para él, será fundamental que para el próximo año haya una adecuada planificación, «que no sea en abril». Esperan poder reunirse con el Ayuntamiento tras el verano.